Sobre mí

¡Hola! Soy Nelly Beltrán y quiero contarte mi historia y cómo, a pesar de las circunstancias, he salido adelante y cada día construyo la vida de mis sueños y estoy ayudando a muchas personas pero en especial mujeres a construir su vida soñada también.

Ahora que estoy a punto de cumplir 40 años, he recapitulado mi vida por etapas para entender mejor los procesos por los que he pasado y cómo todo ha abonado para llegar al punto en el que estoy.

Etapa 1 - 0 a 10 años

Nací y me crié en Ensenada, Baja California, México. Soy fruto del matrimonio entre María Ofelia y Federico, una auxiliar contable y un ingeniero civil. Mis padres atravesaron por dificultades económicas cuando mi hermano mayor y yo éramos pequeños. No tenían casa propia y nos mudamos algunas veces. Entre eso y las diferencias de mentalidad de mis padres, terminan separándose cuando yo tenía aproximadamente 6 años. Su matrimonio fue intermitente; íbamos y veníamos a casa de mis abuelos maternos cada vez que discutían, hasta que finalmente terminamos viviendo con ellos de manera permanente. Por un lado, agradezco que eso haya sido así, ya que mis abuelos fueron un pilar fundamental en nuestra niñez: el calor de hogar de su casa, su protección, su apoyo económico, pero sobre todo su amor, nos dieron a mis hermanos y a mí los cimientos formativos para ser lo que somos el día de hoy. No te voy a mentir, a veces me pongo a pensar qué hubiera pasado si mi niñez hubiera sido diferente, pero el pasado ya pasó y no lo puedo cambiar.

Etapa 2 - 10 a 20 años

Esta segunda etapa fue muy reveladora y formativa para mí. Reveladora porque en ella descubrí mi pasión por comunicar y enseñar. Mucho se dice sobre que, para encontrar nuestro propósito o nuestra verdadera pasión, debemos revisar a qué jugábamos cuando éramos niños, y creo que es verdad. Yo jugaba a ser maestra de mis vecinos, además de mi pasión por las artes escénicas. Valoro tanto que mi mamá, aun cuando no tenía, se las ingeniaba para apoyarme en todo. Fui a ballet, jazz, danza contemporánea, modelaje, teatro y hasta bel canto. Mi mamá pensaba que tenernos ocupados nos alejaba de las cosas malas y nos daba seguridad, y no se equivocó.

Cuando tenía 11 años, me pasó algo mágico: gané un concurso de talentos en Los Ángeles, California, y me gané el pase para ir al programa número uno de aquel entonces, Sábado Gigante con Don Francisco, en Miami, Florida. Fue un sueño viajar a otro país y bailar frente a todas las personas del foro y las millones que veían el programa por televisión. Esa sensación es un recuerdo que atesoro y que me hizo ver que nací para estar frente a una audiencia, y tengo la certeza de que estaré en los escenarios ayudando a miles a lograr la vida de sus sueños.

Mi vida, como la de todos, ha tenido altas y bajas, como cuando tenía 14 años, mi abuela materna murió y nos vimos obligados a dejar su casa. Nos fuimos a vivir a nuestra casa propia, que ya tenía años que mi mamá había construido. Era prácticamente un pie de casa. Recuerdo esa etapa como la más oscura de mi vida. Teníamos tantas carencias económicas: un tiempo no teníamos boiler, ni estufa, ni carro, y cerrábamos la puerta literalmente con un clavo. Esto sin contar que, en tiempo de lluvia, llovía más dentro que fuera. Fue una época difícil, pero me enseñó el valor del trabajo. A esa misma edad empecé a trabajar. Eran tantas mis ganas de salir adelante que no podía esperar a ser mayor para empezar a luchar por mis sueños.

Mi mamá siempre me ha apoyado demasiado, y a los 17 años, fruto de mi trabajo, ya tenía ahorrados 1,000 dólares. Mi mamá me puso otros 1,000 y me compré mi primer carro. Para mí, era un gran logro.

A los 18 años, tras la negativa de mi mamá de que estudiara Comunicación, decidí estudiar Ingeniería Industrial. Muchas personas pueden tomar a mal esto, pero yo lo veo de esta forma: tú, siempre estudies lo que estudies, terminarás desarrollando tus pasiones. Y ahora lo hago, porque al final comunico, con mis cursos empresariales, digitales y en mis redes sociales. No te desgastes reprochando ni te victimices, porque después de la mayoría de edad, tú tomas tus propias decisiones.

Etapa 3 - 20 a 30 años

A esta etapa la llamo de siembra. Creo que lo que hagas o dejes de hacer aquí marcará tu vida por completo.

Eran tantas mis ganas de formar una familia y tener estabilidad que me casé muy joven, a los 21 años. Me faltaba un año para terminar mi carrera, y fue todo un suceso en mi familia. Obviamente, no les agradaba para nada la idea, pero mi esposo y yo fuimos firmes y no desistimos. Como dato curioso, te cuento que en la boda por lo civil estuve yo sola, sin ningún miembro de mi familia. Ya en la boda religiosa, sí asistieron. Tuvimos una boda pequeña, pero muy bonita, financiada totalmente por nosotros mismos, sin el apoyo de nadie. Y hasta la fecha, Dios ha bendecido nuestro matrimonio y nuestra familia. Después de casi 19 años, te puedo decir que no es algo fácil, es algo que se trabaja cada día.

Desde los 20 años empecé mi camino por las empresas, específicamente en el área de Calidad y Mejora Continua, ayudando a las organizaciones a mejorar a través de los sistemas de gestión de la calidad. A los 21 años, sin haber terminado mi carrera, conseguí trabajo formal en una terminal portuaria de contenedores para implementar su sistema de gestión. Un año después terminé mi carrera, y para cuando mis compañeros de escuela estaban buscando su primer trabajo, yo ya estaba recibiendo mis primeros aguinaldos. A partir de ahí, el mundo portuario se convirtió en una escuela para mí. Me permitió desarrollarme profesionalmente, vivir en otras ciudades del país, llegar a trabajar en su corporativo e impartir cursos en terminales portuarias fuera de México.

En esta etapa también me convertí en mamá a los casi 27 años, ser madre no es fácil, creo que es el reto más importante de mi vida, nuestros hijos son nuestro espejo, cada día me esfuerzo por ser la mejor madre, aunque a veces no lo sienta, cada día es una nueva oportunidad para hacerlo mejor.

Etapa 4 - 30 a 40 años

Esta etapa ha sido retadora a nivel interno, pero de mucho crecimiento personal. Dejé el mundo corporativo, lo cual fue un cambio de identidad impresionante para mí. Hemos cosechado los frutos del trabajo arduo de años pasados. Me he empezado a plantear nuevas formas de ver la vida, he encontrado mi verdadero propósito, que es ayudar a que las personas, pero en específico las mujeres, construyan su vida soñada.

En esta etapa descubrí mi gusto por la lectura, me he acercado más a Dios y he redefinido por completo lo que es prioritario para mí, tuve a mi segundo hijo el cual vino a completar la familia. Es una etapa en la que ya no estoy dispuesta a decir que sí a todo, en la que priorizo a mi familia y mi paz mental, en la que yo tengo las riendas de mi vida y hago con ella lo que quiera.

Sé que lo mejor está por venir porque trabajo cada día para que así sea, y espero que estemos juntas en tu camino y en el mío.

Utilizamos cookies propias y de terceros para el análisis de tus hábitos de navegación y realizar estudios estadísticos, mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias y compartir o mostrar contenido de este sitio web en redes sociales. Si continúas navegando, consideramos que aceptas la utilización de cookies. Puedes obtener más información en nuestra Política de Cookies.